sábado, 11 de diciembre de 2010

Julio Cobos: el Vicepresidente frente al espejo

Después de un día agotador, Julio César Cleto Cobos se apoyó sobre el mármol del baño de su casa para mirarse al espejo. Sus ojos descansaban sobre unas ojeras marcadísimas. El vicepresidente se lavó la cara y respiró profundamente. Frente a él, su reflejo lo miraba con cara de resignación y fracaso. Entonces le preguntó:
-Cleto, ¿y ahora qué hacemos?
Su reflejo alzó los hombros, arqueó la comisura de los labios hacia abajo y le respondió:
-No sé, la verdad no lo sé, Julio. La verdad, esperaba que vos supieses.
El vicepresidente se rió cansadamente. Se frotó los ojos y comenzó, con una voz melancólica:
-Como se nos vinieron abajo los planes, ¿no? ¿Te acordás del Cobos ídolo popular del día después de la 125? Nos vinieron a buscar a casa y saludábamos desde el balcón. Sí… ya lo podía palpar. Era Cleto Presidente 2011. Y mirá ahora. No soy más que un intruso en un gobierno que me odia y ni siquiera lancé mi candidatura. Creo que quedé en la peor posición que podía haber. Se murió Néstor y se fortaleció el kirchnerismo en la sociedad. O sea que lo único que soy yo es un traidor al proyecto de un mártir. ¿Qué increíble, no? Kirchner me cagó la vida hasta muriéndose.
El Cleto del espejo miraba consternado como el vicepresidente se lamentaba.
-Ya está Julio. Mirá para adelante. Todavía hay una gran parte de la sociedad que te banca y te quiere ver presidente.
-…
-No estarás dudando, ¿no?
-¿Sabés que pasa Cleto? No se trata sólo del apoyo de la gente. Para llegar a ser presidente hay que pasar por todo un proceso que no sé si voy a poder hacer. Mirá, el otro día, viéndolo a Alfonsín en el lanzamiento me empezaron a surgir las dudas. ¿Vos me imaginás a mí, ahí en un escenario, exigiendo a gritos justicia social para todos enfrente de la Juventud Radical o de Franja Morada? Los pibes son muy sentimentales… ¿Algún joven me va a bancar después de haber formado parte de un gobierno peronista? Además, justo de uno que no paró de embarrar la figura de Alfonsín cuando pudo, diciendo que traicionó al pueblo con la ley de Punto Final. Y si la militancia joven no está, ¿quién va a venir a mis actos? ¿La clase media? ¿La Mesa de Enlace que ya no enlaza nada? ¿Los trabajadores peronistas? No creo…
La figura del espejo se quedó callada, buscando palabras de apoyo… pero no encontró ninguna. Julio Cobos, el vicepresidente, siguió:
-¿Vos ves lo que pasó, Cleto? Capitalizamos mal nuestro momento de gloria. Cristina y Ricardito lo hicieron bien cuando les tocó, cada uno con su muerto. Nosotros nos dormimos en los laureles de la 125. El desempate por el 82 por ciento móvil no lo movió un pelo a nadie. Nos quedamos si caudal político.
Cleto lo miraba desde su lado con brazos cruzados. Le preguntó al vicepresidente:
-¿Y qué pensás hacer entonces?
-No sé. ¿Qué puedo hacer? Ya no tengo manera de juntar fuerzas. Esta estructura del radicalismo cada vez me oprime más. No puedo abrirme porque lo prometí, pero Alfonsín me está barriendo. Encima ahora se suma Sanz. ¿Sabés que lindo sería poder armar un frente a mi gusto? Podría juntarme con el Colorado, hablar con Reutemann, con Lavagna y armar el Plan del Bicentenario de Terragno. Barreríamos para 2011.
Su figura lo cortó de seco:
-Pará, estás delirando, Julio… Pero puede ser que tengas razón. Mirándolo para atrás, nos deberíamos haber lanzado a la presidencia apenas fue la 125. ¿Entendés? Renunciabas y te encolumnabas a toda la oposición detrás tuyo. Radicales, peronistas, todo.
El vicepresidente exhaló profundamente y respondió.
-Puede ser, Cleto. Pero ya es demasiado tarde para arrepentirnos.
Entonces el vicepresidente de la Nación se secó las manos con la toalla y apagó las luces del baño.

viernes, 3 de diciembre de 2010

La estrategia de Alfonsín

-Carlos, esto puede llegar a terminar mal.

Zanini paró la grabación con el control remoto y se apoyó contra la pared. Miró la cara consternada de la Presidenta y volvió a mirar a la televisión: había quedado la imagen petrificada de Ricardo Alfonsín, con una sonrisa enorme y saludando a la gente que había presenciado su lanzamiento como precandidato a presidente para el 2011. El secretario Legal y Técnico de la Presidencia chasqueó la lengua y comenzó:
-¿En serio me estás diciendo, Cristina? ¿Escuchaste lo que dijo? ‘¡La inflación! Si los radicales sabremos de inflación…’. Parecía que estaba diciendo “los radicales los vamos a matar de hambre de nuevo con la hiperinflación”.
Cristina se rió.
-Sí, es verdad, todavía le falta un poco de práctica con los discursos. Pero hay algo que estuve pensando mientras hablaba. Es como que tuve un deja vú. ¿Sabés lo que es un deja vú?
-Sí, sí.
-Bueno… ¿Viste lo que decía? Habló de la moralidad, de rajar a cualquier funcionario corrupto, de mandarlo a la cárcel, sin un gobierno que lo defienda… ¿Ves? Nos quiere poner a nosotros el mote de corruptos. Ya andan diciendo que Jaime va a ser el María Julia del kirchnerismo. Además, viste lo del estadio en Formosa, con los tipos que se mueren de hambre y el tema de darles la plata a ellos. La del estadio es plata que pusimos nosotros. Se estaba quejando  por el manejo de los fondos nacionales a las provincias y después dijo la palabra  “despilfarro”. ¿Te das cuenta?
-A ver…
-¡Pero Carlos! Es obvio. Nos quiere asociar con el menemismo.
-¿Qué?
-¡Obvio! ¿No ves? Corrupción, despilfarro de plata, gente muriéndose de hambre… Se proclama dueño de la responsabilidad social, de la democracia social. A nosotros nos planta como los insensibles que dejan al pueblo muerto de hambre y las riquezas concentradas y él aparece como El Gran Redistribuidor. ¡Qué bronca! Pero además… ¿distribuir qué? ¡La riqueza que generamos nosotros en siete años de rompernos el culo? Claro… es muy fácil armarte un discurso con los logros de los demás. El discurso fue algo así: el kirchnerismo hizo todo bien, pero le faltaron algunas cosas; eso vamos a hacer nosotros.
La Presidente volvió a mirar a Zanini, esperando una respuesta. Ante la cara vacía de su secretario prosiguió:
-¿Pero viste además cómo va a ser si se postula? La Alianza 2. Alfonsín presidente, Binner de vice. Decime que no te suena a un “De La Rúa-Álvarez”. Me da miedo. Fue una alianza panradical que le ganó al peronismo: lo mismo puede pasar ahora. Además levantan las mismas banderas. Si nos siguen apareciendo casos de corrupción como Jaime, o más tapas envenenadas de Clarín sobre mi patrimonio, les regalamos la elección.
-Cristina, escuchate. ¿Te da miedo la Alianza? ¿De La Rúa? Por favor, en la memoria de la gente, debe ser el peor y el más ridículo gobierno democrático que haya habido en el país.
-Ayy, Carlitos. Lo que pasa es que el pueblo no tiene memoria…
Zanini subió las cejas. Ante la sorpresa de su secretario por la frase que acababa de largar, la Presidenta intentó explicarse:
-Y sí, mirá… es así. Si no fuese así, después de Menem ya nadie votaría a un peronista. En serio te digo. La gente ve siempre algo renovador en un candidato nuevo. Aunque sea del mismo partido que uno que ya los mató de hambre antes. Fijate que mucha gente apoya a un tipo que es una calcomanía de otro que les hizo explotar una crisis inflacionaria y hambreó a una gran parte de la sociedad.
-Sí, puede ser que tengas razón.
-Lo peor de todo es que va a ser duro atacarlo en la campaña. Es como si el viejo le hubiese puesto un manto encima cuando se murió y ahora nadie lo puede criticar, por lo menos públicamente. Es que “es el hijo del Padre de la Democracia”.
De repente, Cristina se quedó pensativa. Entonces, sonriendo dijo:
-Já. ¿Te diste cuenta? Ricardito es el hermano de la Democracia.