lunes, 25 de marzo de 2013

La reorganziación opositora que amenaza a Cristina

Cristina Fernández de Kirchner tiene que dormir cada noche más profundamente para poder soñar con su re-reelección en 2015. Si bien las amenazas económicas acechan por todos lados (dólar, inflación, déficit energético), un factor inédito parece poner en peligro la holgada victoria que el Frente para la Victoria necesita en las próximas elecciones para reformar la Constitución: se trata de las alianzas que la oposición está tejiendo.
Débil, dispersa y desdeñada por gran parte de la población tras la paliza electoral de 2011, la oposición está mostrando que puede aprender de su errores y se encuentra en una discusión general que culminará en junio, cuando deban presentarse las alianzas con las que participarán en las legislativas de este año.
Pero nadie dijo que sería un proceso fácil. Los egos y desencuentros ya aparecieron para entorpercer el camino hacia la unidad, particularmente en aquellos partidos que dicen ubicarse "a la izquierda del kirchnerismo".
Tras consolidarse como fuerza nacional al quedar segundo en 2011, el Frente Amplio Progresista de Hermes Binner enfrenta el dilema de fortalecerse como un partido independiente o buscar una alianza con el radicalismo. Cercano a Ricardo Alfonsín, la figura más convocante de la UCR, que promueve un perfil "progresista y de centroizquierda" para el partido, Binner se entusiasma con una reedición del exitoso Acuerdo Cívico y Social de 2009. Pero tanto Binner como Alfonsín estarían pateando para adelante un problema que seguramente se les habrá cruzado por la cabeza: ¿se mantendrá la alianza hasta 2015? Si lo hace, ¿quién encabezará la fórmula presidencial? ¿Acaso Binner le dejaría su lugar a Alfonsín luego de haberle sacado casi 6% de diferencia en las presidenciales de 2011? Por otro lado, ¿estaría dispuesto Alfonsín a encolumnar a toda la UCR detrás de un candidato que no pertenece al partido? Es difícil pensar que pueda lograrlo.
Mientras tanto, la Coalición Cívica atraviesa un momento decisivo en su historia. Tras el papelón electoral de las últimas elecciones y la decisión de Elisa Carrió de pasar a segundo plano, los principales dirigentes del partido, entre ellos, Adrián Pérez, Alfonso Prat-Gay, María Eugenia Estenssoro se entusiasmaron con una vuelta a los orígenes de centroizquierda del partido con un acercamiento al FAP.
El rumbo parecía cierto hasta que las movilizaciones de septiembre (#13S) y noviembre (#8N) del año pasado hicieron reparecer a Carrió, convencida de que la "resistencia al régimen" a la que ella había convocado estaba viva, y no tardó en objetar la decisión de sus herederos. Resistiendo el acercamiento al FAP, a cuyos legisladores considera "cómplices" del kirchnerismo, la fundadora de la CC cerró un extraño acuerdo con... Pino Solanas.
Es, sin dudas, una de las alianzas más difíciles de entender. Los líderes de los dos partidos con menos votos en 2011 están convencidos de que pueden potenciarse con una boleta conjunta en Capital. Veamos..., ¿qué joven progresista y votante de Proyecto Sur le daría su voto a la mujer que incluyó a Mario Llambías en la lista de su partido en las últimas elecciones? Y, ¿qué seguidor de Carrió votaría por el líder de un partido cuya plataforma plantea el fin de la circulación del dólar en la Argentina? Cuando muchos creían que aquella alianza Alfonsín-De Narváez era dura de digerir...

La tormenta viene por derecha
Sin embargo, la amenaza más dura para Cristina no viene de una centroizquierda con problemas de identidad y autoestima, sino de una centroderecha que comienza a tomar forma y a sumar nombres con intenciones de votos por demás interesantes. Una figura solapada que probablemente tendrá un rol decisivo en las elecciones es el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna. Tironeado por Mauricio Macri para que sea su candidato a senador por Capital, por un lado, y con José Manuel De la Sota tentándolo en un armado peronista antikirchnerista del otro, Lavagna balancea el caudal político (y de votos) que le dejó su paso como funcionario público: se trata del "piloto de tormenta" de la crisis, recordado por gran parte de los argentinos como el último ministro de Economía exitoso que tuvo el país.
Lavagna, como buen estratega, se ilusiona con el frente peronista del que habla De la Sota, incluyendo al PRO como una de sus patas (y no como el partido principal) y completado por el sindicalismo disidente que lidera Hugo Moyano, con quien ya compartió un asado.
Por supuesto, esta gran alianza se subordina a cómo mueva sus fichas Daniel Scioli, el dirigente con mayor intención de voto a nivel nacional y el sucesor peronista natural a la Presidencia, aún rechazado por el kirchnerismo. Si Scioli decidiera romper con el gobierno nacional antes de las elecciones e ir sólo, ¿podrían convivir Macri y el gobernador bonaerense en una alianza? ¿Y Scioli y De la Sota? Más allá de su cercanía o distancia ideológica, los tres tienen el mismo objetivo para 2015: ocupar el Sillón de Rivadavia. 


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