martes, 2 de abril de 2013

Massa, el heredero

La relación entre Daniel Scioli y el gobierno nacional está alcanzando un pico de tensión que probablemente definirá la política argentina por los próximos seis años. Según informó PERFIL el último sábado, ya es una realidad la estrategia del gobernador de apoyar silenciosamente las listas del PJ opositor liderado por Franciso De Narváez en las elecciones legislativas de este año. Balanceándose entre la "lealtad" que todavía le jura al kirchnerismo, y la construcción de poder por afuera del Frente para la Victoria, Scioli espera asegurarse no sólo la gobernabilidad en la provincia de Buenos Aires hasta 2015, sino también eliminar la posibilidad de una reforma constitucional que habilite la "re-re" de Cristina Kirchner. Ante la prohibición legal que enfrenta De Narváez para postularse para Presidente por haber nacido en Colombia, el camino quedaría despejado para Scioli.
Pero las maniobras del gobernador tienen un tercer objetivo: sacar de juego al único funcionario que lo supera en imagen positiva e intención de votos, el intendente de Tigre, Sergio Massa. Si el ex jefe de gabinete de Cristina Kirchner decidiera competir en las elecciones de octubre, seguramente cosecharía una cantidad de votos y un capital político suficientes para, por lo menos, permitirle luchar por la Presidencia en 2015. Por eso Scioli no pierde el tiempo al mover sus fichas: quiere consolidar su poder dentro del PJ bonaerense antes de que el intendente de Tigre pueda crecer y armar una plataforma para las próximas elecciones presidenciales.
De hecho, la tentadora intención de voto que disfruta Massa ya llevó a la alianza que están construyendo José Manuel De la Sota, Roberto Lavagna y Hugo Moyano a exigirle al intendente una definición sobre sus intenciones para este año. Desconfiados de los ánimos rupturistas de Scioli, estos referentes peronistas buscan derrotar al gobernador en su propio territorio a través del poder de Massa en las urnas.

En busca de un heredero
Ahora, si bien la estrategia de Daniel Scioli parece acertada en cuanto a su objetivo de asegurarse una victoria en 2015, tal vez debería recapacitar sobre las consecuencias de dejar a Sergio Massa fuera de sus planes. Si Scioli apoyara a De Narváez en su candidatura a gobernador de Buenos Aires, Massa podría buscar una opción alternativa: postularse a presidente como el heredero del kirchnerismo.
Si bien hoy nos encontramos en un momento de tensión entre el intendente y el gobierno nacional, el crecimiento de Scioli y las dificultades del kirchnerismo para encontrar un delfín podrían volver a acercarlos. Massa lograría el apoyo y la estructura necesarios para derrotar a Scioli; el kirchnerismo, un sucesor que permita continuar el "proyecto nacional". Sería, por supuesto, un acuerdo forjado menos por la cercanía ideológica que por la necesidad. Las opiniones de Massa sobre los Kirchner reveladas por WikiLeaks, y las chicanas de la Presidenta al intendente en la última apertura de sesiones ordinarias en el Congreso lo demuestran.
Con todo, Massa debe gran parte de su conocimiento nacional a su paso por la Jefatura de Gabinete durante el primer mandato de Cristina Kirchner. Irónicamente, incluso, durante la campaña de las elecciones de 2009, el programa ShowMatch lo imitó encomo un "chupamedias" de la Presidenta.
Tal vez, sin saberlo, Massa dejó en ese momento la semilla que podría llevarlo a suceder a Cristina Fernández de Kirchner en 2015.



Intenciones de voto de los candidatos, según Opinión Autenticada (oct 2012):


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